Yoshitsugu Yamashita (山下 義韶, 16 de febrero de 1865 – 26 de octubre de 1935, también conocido como Yoshiaki Yamashita) Maestro de artes marciales japonés, considerado una de las máximas figuras de la historia del judo. Se inició en las artes marciales practicando el Ju-jutsu, cuyas técnicas se basaban en el principio de “no resistencia”, al igual que la rama del sauce se comba bajo el peso de la nieve y luego recobra su posición inicial.
Asistió primero a la escuela Yoshin Ryu (‘Escuela del corazón del Sauce’); de allí pasó a la Tenshin Shin’Yo Ryu, famosa por sus técnicas de golpes (Atemi), inmovilización (Osae) y estrangulamientos (Shime), en la que
también había estudiado Jigoro Kano. En 1884, dos años después de que este último se hubiera escindido para crear una nueva disciplina marcial -que sería el judo-, se unió a su escuela, el Kodokan, un centro establecido en el recinto del templo Eisho-ji en Tokio.
En 1886 consiguió un gran triunfo para el Kodokan al conseguir que el Departamento de Policía de Tokio les asignara el entrenamiento en Ju-jutsu de sus miembros, para lo cual tuvieron que enfrentarse a la escuela de Totsuka-ha Yoshin, que contaba con mayor número de luchadores y muchos más años de antigüedad. Durante la etapa de la Restauración Meiji, Yamashita participó en varias exhibiciones, en las cuales se fue forjando una reputación al resultar vencedor en todos los combates en que tomó parte, de resultas de lo cual él y otros tres compañeros fueron conocidos con el apodo de los Cuatro Tenno (‘Señores’) del Ju-jutsu, en referencia a su absoluta supremacía, la cual repercutió directamente en el Kodokan (que, todavía hoy, se conoce como el lugar en el que se enseña “el mejor Judo” de Japón).
Poco después, en 1885, Yamashita, junto a Nagaoka y algunos otros miembros de la institución, siempre bajo las directrices de Jigoro Kano, sentaron las bases del Gokyo (‘Cinco Principios’), serie de cinco enseñanzas de ocho movimientos básicos en que se basa el Judo. El espaldarazo definitivo para el Kodokan llegó cuando en 1905 el ministro de Educación animó a los maestros de artes marciales a adoptar las técnicas, más seguras, de la institución.
En 1903 marchó a los Estados Unidos junto a su esposa (también practicante de judo) y, tras realizar una exitosa exhibición en Washington, fue llamado por las Fuerzas Armadas norteamericanas para instruir en las artes del judo a los cadetes de West Point. Además, fue contratado como instructor por la propia Casa Blanca, para enseñar al presidente Theodore Roosevelt, quien practicaba dos veces a la semana con su secretario y el embajador de Japón.
Su forma favorita de entrenamiento era el Randori (combate libre), y se dice que se enfrentó a casi diez mil adversarios en un solo año. Su filosofía, al igual que la de Kano, era permitir que el cuerpo se moviera de forma fluida, y no utilizar nunca la fuerza bruta, sino una técnica superior a la del adversario. También era partidario de empezar siempre por el ataque pues, según él, la defensa ya estaba incluida en aquél, que debía llevarse a cabo en el momento adecuado.
Enseñaba a sus alumnos que técnica y mente eran como cara y cruz de una moneda: siempre debían ir unidas para conseguir la victoria. Su confianza en el poder del entrenamiento mental era tal que, aun estando aquejado de artritis en una pierna, lo cual podría haberse traducido en cierta desventaja frente a sus oponentes, se dedicó a fortalecer el miembro débil e inventó una técnica en la que utilizaba éste para desequilibrar al contrincante, técnica conocida como Hane goshi (‘cadera alargada’), que resultó ser devastadora.
En 1935 se convirtió en la primera persona -y única- que recibía su décimo Dan (el grado más alto entre los cinturones negros) de manos del propio Jigoro Kano. Un año antes vio recompensados sus esfuerzos para popularizar el judo; fue en el 50 aniversario del Kodokan, que contó con la presencia del Primer Ministro, el ministro de Educación y la Princesa Imperial y en el que se hizo entrega de un donativo del propio Emperador, lo que significaba el reconocimiento oficial de la institución.
Consejos para aprender judo de Yoshiaki Yamashita:
1. Estudia la forma correcta de aplicar los lanzamientos. Lanzar con fuerza bruta no es la forma correcta de ganar en el judo. El punto más importante es ganar con la técnica.
2. Primero aprende la ofensiva. Verás que la defensa está incluida en la ofensiva. No harás ningún progreso aprendiendo primero la defensa.
3. Que no te desagrade caer. Aprende el momento del lanzamiento mientras eres lanzado.
4. Practica tus lanzamientos moviendo tu cuerpo lo más libremente posible en todas las direcciones. No te inclines hacia un lado ni te pongas rígido. Una gran repetición en un lanzamiento será recompensada con un buen lanzamiento.
5. Aumenta el número de prácticas y competencias. Nunca harás ningún progreso sin acumular un número de prácticas.
6. No selecciones a tus oponentes (lo que significa que no digas que te gusta o no te gusta practicar con una determinada persona). Cada uno tiene su propia especialidad. Debes intentar aprenderlas todas y hacerlas tuyas.
7. Nunca dejes de mejorar los puntos más finos. Practicar sin ningún esfuerzo para mejorar dará lugar a un progreso lento. Recuerda siempre tus hábitos, así como los de tu oponente, mientras realizas la mejora.
8. En la práctica pon tu corazón y tu alma en ella. Interferirá con tu progreso en la práctica si sigues sin este espíritu.
9. Nunca olvides lo que te enseña tu instructor o los miembros de mayor rango. Durante la práctica harás grandes progresos si tienes en cuenta lo que te han dicho.
10. Intenta continuar con tu práctica tanto como sea posible. Aplicar a medias dará lugar a una situación muy grave en tu progreso.
11. Observa y estudia los lanzamientos tanto como sea posible cuando intentes mejorar y avanzar. La técnica y la mente son como el anverso y el reverso de la mano, es decir, están muy relacionadas.
12. Abstente de comer y beber en exceso. Recuerda que comer y beber en exceso pondrá fin a tu práctica del judo.
13. Intenta siempre pensar en mejorar, y no pienses que eres demasiado bueno, esto último es muy fácil de hacer mientras aprendes judo.
14. ¡El aprendizaje del judo no tiene fin!