Serie Jigoro Kano: ¿Quién era realmente?

Como hemos visto, desde muy joven; Kano Jigoro Shihan se sintió atraído y apasionado por la educación, por un lado su propia educación, pero también la de sus compañeros y, de forma más general, la educación de la juventud. Si su interés primordial era contribuir a la educación del pueblo japonés, muy pronto, gracias a sus viajes y a su mente abierta, se interesó por la educación en todo el mundo.

El judo de Kano, que era ya una síntesis de las tradiciones ancestrales japonesas y de la modernidad hacia la que su país giraba con determinación, se convirtió poco a poco en una actividad que encontraba un terreno familiar en todas las culturas y tradiciones del mundo. Así, en 1910, Kano publicó “Enseñanza y educación de la juventud”. Para él, esta síntesis era el fruto de más de treinta años de observación de los sistemas educativos, tanto en Japón, donde aspiraba a cambiar profundamente el planteamiento educativo para que correspondiera al mundo moderno, como en los países que visitaba incansablemente. Aunque su influencia sobre lo que ocurría fuera de su país natal era limitada, creía que, a través del judo en particular, podía contribuir a que el mundo fuera más justo y equilibrado.

No hay nada en el mundo que sea más grande que la educación © Instituto Kodokan.

En su obra, Kano se dirige directamente a los jóvenes adolescentes e indirectamente a toda la población. Presenta temas tan variados como los estudios, la alimentación o el comportamiento social, pero también aborda teorías más generales sobre la enseñanza y el impacto que cada uno puede tener en la sociedad llevando a cabo una labor de desarrollo personal. Según él, la sociedad está formada por individuos que necesitan poder desarrollarse personalmente para contribuir a la emancipación de la sociedad en su conjunto. Aquí encontramos los fundamentos mismos del judo, cuyo objetivo es desarrollarse física y mentalmente para contribuir al advenimiento de mejores ciudadanos. El programa es ambicioso pero necesario. Supone una integración del individuo en el grupo, sin que el primero pierda su alma ni su libre albedrío.

El objetivo preferido de Kano, entendemos, era por tanto la juventud, porque es a ella a quien pertenece el futuro. Para el fundador del judo, nada puede hacerse sin la implicación de los jóvenes; es a ellos a quienes hay que educar y cuidar porque los años venideros sólo dependen de ellos. Los jóvenes sin educación de calidad o sin educación en absoluto son generaciones perdidas.

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En “Enseñanza y educación de la juventud”, Kano; que es un académico, sigue sin embargo, siendo muy concreto. A lo largo de unos cincuenta capítulos, aborda todo lo que para él es importante en la educación de los jóvenes. La idea de calidad de vida es el primer tema tratado, porque todo ser humano debe ser capaz de vivir una vida que valga la pena. Como hemos subrayado, Kano estaba muy apegado a la noción de grupo (sociedad) y al bienestar de cada individuo que, si se consigue, contribuye a la construcción de una nación fuerte y equilibrada. El correlato de este planteamiento implica que la propia sociedad debe sentar las bases de una felicidad individual asumida.

Para ello, es crucial que la sociedad ayude al individuo a desarrollarse, para que pueda contribuir a mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Si Kano está a favor de una nación fuerte, está a 1.000 millas del nacionalismo atroz y combatirá toda su vida contra esta tendencia, que conduce al repliegue sobre uno mismo en lugar de la apertura a los demás. Es la antítesis misma de la evolución nacionalista que, por desgracia, tiñó de sangre el siglo XX.

Uno de los elementos clave del enfoque de Kano es que sólo avanzando hacia una meta se puede mejorar y progresar. Aquí encontramos toda la esencia del judo, donde lo importante no es tanto el objetivo, aunque sea necesario, sino el camino asociado. Es la combinación de ambos, objetivo y camino, lo que crea el éxito. Para alcanzar tu objetivo, necesitas por tanto medios adecuados y los mejores posibles, sumados a una fuerza adecuada. A través de la experiencia, todo el mundo puede encontrar lo que necesita. Aunque el planteamiento pueda parecer muy filosófico, debe ser ante todo concreto.

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Una vez más, comprendemos “por qué el judo”. Kano vio en su invento la herramienta práctica y concreta que debía permitir a cada uno alcanzar sus objetivos, siguiendo un camino de aprendizaje adaptado y utilizando los medios propicios al desarrollo individual para el establecimiento de una sociedad más sostenible. A los medios, Kano añadió la fuerza, que debe ser bien utilizada y concentrada, de ahí la noción de un mejor uso de la energía para lograr la máxima eficiencia.

Por tanto, la educación no puede limitarse en el tiempo. Se extiende a lo largo de toda la vida. Todo el mundo debe perfeccionar sus conocimientos y aprender constantemente. Kano decía: “Para la vida, lo más importante es el trabajo de construcción y no el de destrucción.” (fuente: Jigoro Kano, Padre del Judo – Michel Mazac – Ediciones Budo, 2014) Hoy en día, esto resuena como una necesidad para la humanidad.

Autor: Nicolas Messner.
Fotografías: Nicolas Messner.
Fuente: https://www.ijf.org/news/show/the-vision