El judo es un deporte generacional. Con esto queremos decir que se adapta perfectamente a todas las edades. Sea cual sea tu nivel de práctica y experiencia, sea cual sea el número de años que lleves sobre el tatami, puedes encontrar la felicidad en un dojo.

El judo es ante todo una herramienta educativa muy adecuada para los niños, que pueden aprender habilidades para la vida y valores que les servirán durante toda su vida. Más adelante, los adolescentes y jóvenes adultos encontrarán en la competición la ilustración perfecta de su deseo de esforzarse y medirse con los demás, pero sobre todo consigo mismos.

Campeones turcos del pasado.

Más adelante, el judoca puede enfocarse en los katas, los eventos veteranos y centrarse más en la dimensión técnica del deporte. Una persona puede convertirse en entrenador o profesor, árbitro, dirigente deportivo, e incluso, si este no es el caso, puede disfrutar de la amistad reuniéndose en el tatami con regularidad para sudar y relacionarse con sus amigos.

A través de esta lista de posibilidades, que dista mucho de ser exhaustiva, vemos que el judo se dirige a todas las generaciones. Hay un momento entre muchos otros en que todos los grupos de edad se reúnen al unísono para celebrar su amor por el judo, es durante las ceremonias organizadas en honor a los campeones del pasado.

París lo ha convertido en una especialidad desde hace años, antes del bloque final de cada día de competición, ante un estadio abarrotado, las glorias del judo francés se encuentran una vez más en el punto de mira en un momento de comunión con su público. En 2024, la FIJ también organizó una alucinante animación con niños y antiguos campeones olímpicos y mundiales, que fue uno de los momentos culminantes del Grand Slam de París.

Ilias Iliadis (ALE) es lanzado por ippon durante el último Grand Slam de París.

La Federación Georgiana de Judo desplegó la alfombra roja ante sus leyendas y héroes, Varlam Liparteliani y Avtandili Tchrikishvili. Durante el segundo día de competición en Antalya, se rindió homenaje a siete campeones.

Estos momentos de compartir son absolutamente necesarios porque nos permiten recordar de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. El judo se construye constantemente en torno a nuestros campeones. Al consagrar su vida a la competición y a su pasión por el deporte, despiertan vocaciones. Su contribución al desarrollo de nuestro deporte no se detiene cuando termina su carrera, sino todo lo contrario.

De izquierda a derecha: Dr. Laszlo Toth, Vicepresidente de la FIJ y Presidente de la UEJ, Hüseyin Özkan, campeón olímpico de Sydney, y Sr. Sezer Huysuz, Presidente de la Federación Turca de Judo.

Este respeto por los campeones y por los mayores en general es una de las señas de identidad de la familia del judo. Esta aceptación transgeneracional forma parte del ADN de nuestra disciplina. Al igual que el saludo y la reverencia, del que hablábamos hace poco, el respeto por los campeones y sus carreras, y el respeto por los mayores y su pasión puesta al servicio de los demás, constituye el cemento de un judo resueltamente volcado hacia el futuro y profundamente anclado en su historia y sus valores.

Los más jóvenes tienen mucho que aprender de todos aquellos que les precedieron en el tatami, los más mayores también tienen que saber cómo evoluciona la sociedad y cómo perciben los jóvenes el deporte hoy en día. Es esta mezcla de generaciones es la que hace que el judo tenga éxito a escala mundial.

Autor: Nicolas Messner.
Fotografías: Emanuele Di Feliciantonio, Tamara Kulumbegashvili.
Fuente: https://www.ijf.org/news/show/judo-a-trans-generational-sport